El pasado 7
de marzo, la emisora HJUT emitió un programa sobre las relaciones que existen entre el arte
y las transformaciones de la sociedad, a propósito del debate sobre la acreditación
institucional. En este espacio, el profesor del Departamento de Artes Plásticas de la
Tadeo, Felipe Arturo, se refirió a la reja que apareció hace unas semanas en la plazoleta central, una intervención temporal
realizada por el y cuyo proceso de desinstalación se realizará en colaboración con sus alumnos del laboratorio
espacial. Este proceso hace parte de las Acciones Artísticas que
participan en este debate.
La siguiente
es una transcripción editada de la reflexión que compartió el artista con los oyentes de la emisora cultual.
Creo que no puede hablarse de un tipo
de relación
única entre
arte y sociedad; cada artista,
incluso cada obra dentro del marco de la trayectoria de un artista, genera una
relación
distinta y un tipo de conversación distinta con la sociedad. Creo que si hay algo que tiene
el arte, es que las generalizaciones no aplican y que cada obra, cada proyecto,
redefine el propio sentido del arte y su relación con el contexto. En este
sentido el arte implica un ejercicio de singularidad, pero una singularidad
posible dentro de una relación con lo colectivo.
Dentro de este proceso de acreditación, en el que
fuimos invitados desde el Departamento de Artes Plásticas a
hacer una serie de propuestas, cada una de las experiencias tiene una
posibilidad y, digamos, se enfrenta al problema de reflexionar sobre la
Universidad como contexto de una manera distinta. Lo veo como un reto muy
particular en el cual cada individuo hizo su propuesta desde su lugar y su
particularidad. En este sentido las propuestas escapan del hábito y del
lugar común
de lo que es esperado del arte.
Cuando recibimos la invitación a pensar
en acciones, intervenciones, obras, proyectos o gestos que pudieran
relacionarse con el proceso de acreditación, empecé a pensar en el tema de los límites dentro de la Universidad.
Más allá de los límites,
empece a pensar en cierta polaridad a través de la cual la Universidad se intenta definir.
Hablábamos, por ejemplo, de el límite entre
la Universidad formativa y la Universidad investigativa. Esta es una polaridad
muy fuerte dentro de la Universidad, porque la Universidad se define como
formativa y sin embargo hay un impulso hacia la investigación, y, tal
vez un deseo de convertirse, algún día, en una Universidad investigativa. Ahí hay una
polaridad interesante.
Por otro lado, la Universidad tiene
un carácter
muy fuerte dentro de los diseños y las artes, la Facultad de Arte y Diseño es la más grande y
la que más
población
estudiantil mueve y eso genera otro tipo de polaridad entre ciencia y arte;
entre el tipo de procesos pedagógicos e investigativos de las artes y el diseño y las
disciplinas de ciencias exactas y ciencias sociales y de las necesidades y
expectativas dentro de una Universidad de una y otra.
Por el otro lado la Universidad está en una
situación
muy especial por el lugar donde está. Cuando se habla de que los estudiantes “tienen mucha
calle”
es literal; es verdad, porque el campus está metido en la mitad de la
ciudad y justamente hay edificios que están por fuera del campus central y los estudiantes están todo el
tiempo cruzando la calle. Y esa definición, en términos físicos de la Universidad, me parece que, urbanísticamente
hablando, es muy interesante porque a pesar de que la Universidad está metida
dentro de la ciudad, intenta aislarse de alguna manera.
Entonces pensé que la
Tadeo sufre de cierto síndrome de bipolaridad,
en donde intenta definirse desde polos que tal vez no existen y que tal vez es
necesario cuestionar y transformar estos límites conceptuales dentro de la comunidad académica.
Pensando en todas esas cosas me
encontré
con unos segmentos de reja que estaban embodegados, segmentos de las rejas que
vemos todos los días.
Me pareció
muy interesante cómo,
incluso, la Universidad ha desarrollado un tipo de mobiliario para aislarse y
uno ve que todas las rejas de la Tadeo mantienen un diseño específico, como
si alguien hubiera diseñado la reja tipo Tadeo. Lo que intenté hacer,
entonces, fue ver como podíamos reciclar esos elementos que estaban en reposo y crear
una reja que no marcara ningún límite, que fuera una reja que dejara ver su propia
disfuncionalidad, a ver que pasaba.
Personalmente me interesó poner a dialogar distintos actores de la Universidad y
hacer una recirculación interna de unos materiales disponibles y hacer de estas
presencias cotidianas, y que
justamente por ser cotidianas desaparecen, un objeto por fuera de lo habitual.
En resumen, la reja es un ejercicio
espacial, para hacer visible, en el espacio, un límite mental.
¿Qué puede pasar con esa reja? ¿Cómo debe finalizar esta experiencia artística? ¿Hay otras
maneras de interpretar esta propuesta? ¿Qué significa hablar de límites y de polaridades en la Universidad?
El debate está abierto y
este espacio es receptivo a la reflexión de los estudiantes tadeístas…
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